Tq Consultoría

viernes, 27 de septiembre de 2013

Whirpool: Traumática experiencia


WHIRPOOL

En estos últimos meses he necesitado comprar recambios para un frigorífico Whirpool y ésta ha sido la traumática experiencia.

El pasado mes de junio me dispuse a comprar unos repuestos para un electrodoméstico de mi casa y busqué en Internet el servicio técnico más cercano a mi domicilio. Llamé por teléfono y dejé un mensaje en el contestador ya que no atendieron a la llamada. Di mis datos y al día siguiente me llamaron, el técnico que me atendió me pidió un código del electrodoméstico en cuestión y al no tenerlo a mano en ese instante acordamos que me llamaría al día siguiente para hacer mi pedido de repuestos.

Esta llamada nunca se produjo y aunque después, deje varios mensajes en el contestador, nunca me devolvieron las llamadas.

Decidida a encontrar los recambios que necesitaba busque un nuevo teléfono de servicio técnico para la Comunidad de Madrid (www.whirlpool-servicio-tecnico.com.es. Reparación electrodomésticos en Madrid. Teléfono: 911 29 27 31). Tampoco tuve suerte, sólo reparan electrodomésticos pero no venden recambios. Y lo peor, ¡No podían darme un teléfono al que llamar para pedir los repuestos!. 

Volví nuevamente a internet, pero esta vez, a la página principal de Whirlpool España, para solicitar ayuda o poner una reclamación, estaba empezando a enfadarme. En www.whirlpool.es, afortunadamente encontré un link de RECAMBIOS y creí estar en el camino correcto. Pues no, para este servicio hay que llamar al 902 203 204 y en la página web no se especifica si la llamada es gratuita y en caso contrario el coste de la misma.

¡No me gusta llamar a estos teléfonos si no conozco el coste! pero no tuve otra alternativa. Tras marcar las opciones que la locución automática me daba, una operadora me transfirió con el departamento de ventas. ¡Por fin!, tras varios minutos de espera ‎pensando…. ¡Esto me va a salir caroooo!, no obtengo respuesta del departamento en cuestión y la operadora me pide que llame en otro momento ya que no responden en este servicio.

Pido que por favor tome nota de mis datos, nombre y teléfono para que se pongan en contacto conmigo pero resulta que ¡no lo puede hacer! y tengo que volver a llamar a un 902… sin saber lo caro que puede resultar.

Pasados unos días, resignada ya… a que tenía que volver a llamar al 902…. Consigo hablar con recambios. A la persona que me atendió, le indiqué el código del electrodoméstico y las piezas que necesitaba. ¡Mala suerte¡ no tienen las piezas en stock y me indica que vuelva a llamar pasados diez días. Pido que por favor tome nota de las piezas y que se pongan en contacto conmigo cuando les lleguen las piezas para formalizar el pedido. ¡Mala suerte¡ eso no se puede hacer.

La solución que me ofrecen en ventas es llamar a un Servicio Técnico para que ellos se encarguen.

¡No doy crédito a lo que estoy oyendo! y ahora sí, visiblemente enfadada cuento a esta empleada que no quiero un servicio técnico y que he llamado a Whirlpool España para obtener la garantía de una respuesta y la solución a mi problema.

Le propongo hacer el pedido de las piezas que tengan en stock y volver a llamar otro día al 902… para el resto asumiendo que me va a costar además pagar dos veces gastos de envío.

Mi interlocutora parece reaccionar y me pide la relación de piezas para ir buscando las referencias de su catálogo. A la tercera pieza parece que se ha cansado y me ofrece lo siguiente….

Enviarme por mail todo el despiece de los repuestos de mi frigorífico, ¡que yo tome nota de las referencias! Y que yo le mande el listado de piezas que quiero.

Me parece humillante que me traten así, yo no soy la secretaria de nadie, esto no es darme una solución…. No obstante, reprimí mi cólera ya con la curiosidad de investigar hasta dónde podía llegar esto.  Pasan dos días y al no tener correos electrónicos de esta empresa ¡VUELVO A LLAMAR A 902….! y resulta que han tomado mal mi dirección de correo electrónico.

lunes, 23 de septiembre de 2013

NO QUIERO ESTAR PARADA


Tal y como ha ocurrido con muchos españoles en estos últimos tiempos el pasado mes de julio entré a formar parte del grupo de personas que engordamos la lista de desempleados.
Los meses de julio y agosto han pasado y gracias a mi familia he disfrutado de unas maravillosas vacaciones que trabajando me habría sido imposible.

Pero ha llegado septiembre, las vacaciones han terminado y todo parece volver a una plácida rutina. Me enfrento ahora, de manera forzosa a llenar un tiempo que en los últimos veinte años parecía escaso.
Y no me resigno, NO QUIERO ESTAR PARADA.

Desde hoy tengo un pequeño espacio en casa habilitado como oficina, me he impuesto un horario de trabajo y ¡Estoy decidida!, voy a continuar con mi trabajo de consultor experto en, calidad, procesos y satisfacción de clientes, aunque esta vez, desde el otro lado del telón. Me he convertido en usuaria, en cliente, en compradora con unas expectativas y voy a analizar en qué grado “Las empresas” son capaces de cumplir con ellas.